MADRID.- Las manos de los distintos homínidos que habitaron en Atapuerca (Burgos) hace entre unos 800.000 y 350.000 años eran tan hábiles como las nuestras. El conjunto de huesos que permiten el habla tampoco era significativamente distinto del nuestro. Así pues, no habría diferencias morfológicas importantes que explicasen una mayor inteligencia.
El estudio de las manos de los distintos homínidos que habitaron en Atapuerca (Burgos) hace entre unos 800.000 y 350.000 años revela que aquellos homínidos eran tan hábiles nosotros. Sus manos eran más robustas, más fuertes y más capacitadas para agarrar objetos con fuerza. Pero no por ello sus habilidades para manipular objetos eran menores que las nuestras. Tenían nuestro mismo repertorio de movimientos manuales
Ésta es una de las principales conclusiones de un estudio inédito del investigador Carlos Lorenzo, del Área de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, y miembro del equipo de Investigación de Atapuerca, que es además el trabajo más completo realizado hasta ahora sobre la evolución de la mano humana.
El estudio se basa, fundamentalmente, en los fósiles encontrados en la Sierra de Atapuerca, en los yacimientos de Gran Dolina y la Sima de los Huesos. Se han estudiado cerca de 500 restos de mano de diferentes especies de homínidos.
Sistema fónico
Pero las manos no son el único parecido. Según otra investigación que también parte de los hallazgos de Atapuerca, y que ha dado pie a un artículo aparecido en 'Journal of Human Evolution' el sistema fónico era similar.
En el yacimiento de Atapuerca se han encontrado dos huesos denominados 'hioides', los cuales desempeñan un papel fundamental para la articulación de sonidos. Según indica Ignacio Martínez Mendizabal, uno de los autores del estudio, debieron pertenecer a dos individuos adultos; uno de los cuales con seguridad sería una mujer.
La importancia del hallazgo estriba en que son los hioides del género Homo más antiguos conocidos: unos 500.000 años. De su comparación con los hioides de chimpancés, gorilas, humanos modernos, y los tres hioides fósiles (pertenecientes a australopithecus y neandertales mucho más recientes) se desprende una conclusión fundamental: la garganta de aquellos humanos era similar a la nuestra y, en consecuencia, produciría los mismos sonidos.
Por supuesto, esto no asegura que aquellos homínidos hablasen; pero, al menos refuta que hubiera algún impedimento anatómico para que lo hicieran.
Fuente: El Mundo
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