El gobierno de El Cairo pretende que Alemania le devuelva el busto de Nefertiti, su reina más hermosa, que es la estrella del Museo Egipcio de Berlín. Y si no se la devuelve, quiere que al menos se la deje en préstamo.
Esta es la original idea de Zahi Hawas, el director del Consejo Supremo de Antigüedades, que ha sugerido que el museo, si no quiere devolverla, al menos 'preste' a Egipto el codiciado busto con un compromiso firmado de devolución al cabo de un periodo concreto.
La ocasión para hacer efectivo este acuerdo sería las festividades por el centenario de la fundación del Instituto Alemán de Arqueología, el próximo noviembre.Hasta ahora, oficialmente, el Museo Egipcio de Berlín ha dado la callada por respuesta.
'Nosotros no queremos que (las naciones europeas) nos devuelvan todo lo que poseen de Egipto, solamente las piezas únicas', dijo a Efe Hawas, que prepara una 'conferencia arqueológica internacional de países expoliados' para el año próximo en El Cairo.
Si por algo ha pasado Nefertiti a la Historia es por el busto que se conserva en Berlín. Es uno de los iconos del arte egipcio antiguo, y su estatuilla en miniatura es uno de los 'souvenirs' más vendidos en los bazares de todo el país.
Está considerada como la reina más bella de la historia de Egipto y dicen que hasta Adolfo Hitler se enamoró de ella, y la tenía en su despacho.
No hay en todo Egipto una estatua similar de Nefertiti. Solo un busto inacabado en piedra, una especie de boceto también muy hermoso pero sin los colores y la corona que adornan el busto de Berlín, se exhibe en el Museo de El Cairo, que pasa casi desapercibido entre decenas de sarcófagos y momias.
Nefertiti fue la esposa de Akenatón, el 'rey hereje' que trasladó la capital a Tel el Amarna, instauró el culto al Sol (Atón) y amenazó al poder de los sacerdotes. Se ignora cómo y dónde murió Akenatón y tampoco se sabe si Nefertiti llegó a reinar tras su muerte.
La bella reina no hizo nada destacable en su vida. Su fama la debe únicamente al busto de Berlín.Corría el año 1932 cuando el arqueólogo alemán Ludwig Borchardt encontró en la muy destruida Tel el Amarna el busto en cuestión, y lo presentó, como era preceptivo, al Servicio de Antigüedades, junto a otras piezas halladas en la zona.Inexplicablemente, el Servicio consideró el busto de Nefertiti como prescindible, y permitió que el arqueólogo se lo llevara a Alemania, según una costumbre que consistía en entregar los hallazgos 'menores' a los propios excavadores.
Ahora Egipto argumenta que Borchardt, muy consciente de lo que tenía entre sus manos, cubrió a propósito el busto con barro para camuflar su importancia, por lo que esta treta puede considerarse ilegítima, aunque sea 'legal' por existir un documento que permite su expatriación.
El alemán Rainer Stadellman, ex director del Instituto Alemán de Arqueología y hoy jubilado en Egipto, declaró a Efe que es injusto acusar a Borchardt de manchar el busto adrede, y sencillamente dice que habría sido irresponsable limpiarlo sin las debidas garantías.
Pero también cree que no habría nada que objetar en permitir que Egipto disfrutara temporalmente de su reina más bella, 'pues es un país serio, que suele cumplir con sus compromisos en materia arqueológica'.
Los sucesores de Stadellman hoy al frente de la arqueología alemana en Egipto se niegan a hacer comentarios salvo para recordar que 'es un asunto meramente político'.Hay otro argumento en contra de la vuelta de Nefertiti a su país: ¿dónde se exhibiría?. Y es que el caótico Museo de El Cairo, donde se amontonan joyas del arte egipcio, no parece el hogar más agradable para tan noble busto.
'Eso es secundario: Egipto tiene derecho a recuperar lo que es suyo', subraya Hawas.¿Volverá algún día Nefertiti a casa? Tal vez cuando Egipto cuente con un verdadero museo moderno junto a las Pirámides, en Giza. Un museo del que aún no se ha puesto ni la primera piedra.
Fuente: Terra Actualidad.
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