GRANADA. "Tiene hermosas vistas y es un lugar retirado del concurso de la gente, pero muy apacible, verde, lleno de fuentes y arrayanes", la cita de Navajero, embajador veneciano en la época de Carlos V, sirve a Javier Gallego Roca para resumir el espíritu de su proyecto de rehabilitación de la Muralla Alberzana. El catedrático de Restauración Arquitectónica de la Universidad de Granada es el responsable de la intervención que se está desarrollando en este "fragmento de la historia de la ciudad", en el que se recuperarán "los valores del tiempo perdido" para poder "hacerlo vivir el presente".
El complicado y emotivo juego de espejos entre pasado y presente es el eje de la intervención que se lleva a cabo en el espacio del alto Albaicín que delimita la antigua Carretera de Murcia y que creará un parque-paseo paralelo a la muralla musulmana.
El arquitecto aclara que esta obra "no pude contemplarse sin considerar el contexto urbano", porque la actuación, "incluso desde un punto de vista geográfico, tiene un gran impacto sobre el conjunto de la ciudad". Por eso, la propuesta trata recuperar los valores paisajísticos y arqueológicos del entorno, pero también "resolver los problemas ligados a la comunicación peatonal entre la ciudad y el Albaicín. "Pocas intervenciones, a escala urbana, tienen tanta importancia como la proyectada", insiste Gallego Roca, responsable del equipo encargado de redactar el Plan Especial y Restauración Interior del Albaicín.
La obra de recuperación territorial de la Muralla de Alberzana se plantea como una solución "clave" y probablemente "central" que convertirá el lugar "en el acceso determinante desde la ciudad baja de la zona de Cartuja al corazón del Albaicín" y que dotará a este barrio declarado Patrimonio de la Humanidad de un aparcamiento para turistas y residentes en el llamado Peñón del Tigre.
Desde julio de 2006 hasta la primavera de 2008 se ejecuta la primera fase del proyecto del entorno, que comprende la parte alta de la muralla y el construcción del parque-paseo. Quedarán aún pendientes otras actuaciones enmarcadas en un ambicioso proyecto, como la puesta en valor de la Puerta de San Lorenzo, que volvería a poder ser atravesada a pie, la construcción del aparcamiento o la intervención que convertiría la Carretera de Murcia en un bulevar como los primitivos paseos de ronda.
En la presente fase se trabaja en la puesta en valor los restos arqueológicos, haciendo especial hincapié en la conservación del patrimonio paisajístico, recuperando el sistema hidráulico que componía el conjunto del albercas que se encuentra situado en la parte más próxima a la fábrica de cerámica Fajalauza.
En ese espacio se recupera un albercón mandado construir por Yusuf I, "que estaba lleno de escombros y es un elemento patrimonial de primer orden". "Se trata de devolver a los ciudadanos un elemento histórico muy importante y que fue usado por un los habitantes del barrio hasta hace relativamente poco tiempo", dice Gallego Roca.
Tras la limpieza y consolidación de los restos de otras albercas adyacentes, se plantea llenarlas de agua, un elemento que por su importancia en la jardinería hispanoárabe se convertirá en la protagonista. "El agua toma un valor importante dentro de la escenografía del parque y acompaña siempre los recorridos que se producen junto al muro islámico. A veces delimita un lugar, otras sirve para separar cotas distintas, otras se ensancha y se convierte en un espejo en el que refleja la muralla", aclara el técnico, autor de las restauraciones, entre otros muchos espacios monumentales, de la Torre de la Sultana o el Palacio de los Abencerrajes.
Según lo proyectado, se crearán distintos surtidores, conectados entre sí por canalillos, que verterán el agua en las albercas rehabilitadas configurando un juego de remansos cristalinos.
Además, se recuperará la muralla, declarada Bien de Interés Cultural y que ya fue objeto de una actuación para su consolidación en los años 1998 y 1999. También se pondrán en valor los restos históricos, creando un parque-arqueológico con vestigios de época islámica, pero también romana y renacentista. "Se trata de un proyecto multidisciplinar", explica el arquitecto, que insiste en la importancia del trabajo del Grupo de Investigación Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada, dirigido por Antonio Malpica, que ha realizado las excavaciones de las albercas, los restos de romanos y del antiguo Convento de San Antonio y San Diego, del XVI.
Gallego Roca también destaca el diseño paisajístico de los botánicos José Titos y Manuel Casares, "una colaboración fundamental porque el paseo se configura rememorando las antiguas huertas de la agricultura islámica".
Un bosque de almendros formará un espacio-estancia que recibirá al visitante en la parte en la parte alta del sendero, la próxima a Fajalauza -nombre que en árabe significa "collado de almendros"-.
Los antiguos muros del Convento de San Antonio y San Diego recuperarán la imagen de su trazado consolidando los restos actuales y mediante setos que, crecidos y adecuadamente recortados, evocarán la arquitectura del lugar.
También se han planteado hileras de árboles junto al paseo para que proporcionen sombra en los meses más calurosos. La franja contigua a la muralla se dejará libre de vegetación, liberándose así las vista sobre el lienzo. En los bordes en contacto con las edificaciones existentes se dispondrán diversos elementos vegetales a modo de huertas colocadas en jardineras bajas a ras de la pavimentación.
Entre la antigua carretera y la muralla, en la parte baja, se plantará un parque de cerezos que difuminará la relación visual entre la muralla y el paisaje del horizonte, que proporcionará lugares de estar y que, como destaca el técnico, "cambiará de color según las estaciones".
Un muro revestido con cerámica de Fajalauza es uno de los pocos elementos de la propuesta arquitectónica, cuya principal ejecución es un paseo con un material que se integra con el terreno y que se ha diseñado siguiendo el trazado de los hallazgos arqueológicos. La obra se completa con el soterramiento de las líneas de media tensión y la canalización y racionalización de todo el sistema infraestructuras.
"Mi intención es crear soluciones neutras y discretas para la pavimentación y la iluminación", afirma Gallego Roca, que evitará "la introducción de elementos que adquieran un protagonismo excesivo frente a los valores patrimoniales existentes". "El proyecto ha venido dado por el lugar", asegura el arquitecto, cuya intención confiesa que es la de "salvar la historia de la Muralla Alberzana como legado para la sociedad actual y las futuras generaciones".
fuente: Granada Hoy
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