El mundo de los muertos dice mucho del mundo de los vivos, sobre todo en una época donde la muerte era más cercana y en la que los fallecidos recibían descanso junto a sus objetos más personales. El yacimiento arqueológico encontrado en Cádiz entre las calles Tolosa Latour, Granja de San Ildefonso y Brunete -donde se alzará la futura Ciudad de la Justicia- escondía una gran cantidad de información sobre la vida cotidiana en la Gades romana. Un total de 300 enterramientos, fechados entre el siglo III a. C. enterramientos romanos en su mayoría inhumaciones, destaparon una importante zona de necrópolis pero también los gustos y usos de la época a través de los ajuares que los acompañaban.
Una pequeña pero significativa muestra de estas piezas se exhibe ahora en el Museo Provincial de Cádiz hasta el próximo 13 de mayo. Con cinco ejes temáticos: Mundo de la muerte, Escritura funeraria, La mujer y la infancia, Vida cotidiana y Actividad económica, La ciudad de la Justicia enseña vistosos objetos que despiertan la fascinación por el mundo romano. A las usuales monedas, ungüentarios y lucernas se suman curiosas piezas como amuletos fálicos, silbatos, fichas de juegos de mesa, fragmentos de flautas, la punta de la funda de una espada, pinzas de depilar, agujas para el pelo y un gran surtido de cerámicas y joyas con filigranas, todas ellas de un gran valor documental.
Lo más significativo
Pero para la persona que hace un año dirigió la excavación, el arqueólogo de la empresa Arqueogades Francisco Sibón, el objeto más significativo es la lápida de un médico en la que, perfectamente legible, se puede ver una inscripción con su nombre y profesión. Junto a ella, en la misma vitrina, se ejemplifica el modo en que los escribientes hacían los epitafios: con un punzón se escribía el texto en cursiva sobre una tablilla de cera, para después grabarlo sobre la piedra con un cincel «Se encontraron los fragmentos de dos lápidas que pertenecían a dos médicos, que para mí son muy interesantes».
Sibón se muestra muy satisfecho con el resultado de la exposición, de la que el director del Museo, Juan Alonso de la Sierra comenta que «es muy didáctica y asequible a todos porque además cuenta con muchas recreaciones; dibujos y fotografías que ilustran la relevancia de la excavación».
Los restauradores del Museo Provincial han invertido varios meses en la minuciosa restauración de estos objetos que, según Alonso de la Sierra, sólo representan «un 10%» de todo lo excavado, pero que permiten «acercarse de una manera sensitiva al mundo material, a esa parte de la historia que no aparece en los libros de texto: cómo se alumbraba, cómo era la espada de un soldado, a qué jugaban en su tiempo libre, cómo era el cuidado personal... Cosas sencillas y cercanas», que también hablan de las diferencias sociales: los collares y anillos de oro y cornalina pertenecían a las mujeres más pudientes, frente a los de bronce, de las menos favorecidas. Distinciones que se mantuvieron después de la vida.
Fuente: La Voz de Cádiz
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