12 marzo 2007
La Unesco propone que una cúpula de cristal proteja el Templo de Debod
Sara Medialdea. Madrid.
Nadie sabe si es cierto que el dios egipcio Amón se aparece cada noche transfigurado en un gato negro en torno al templo de Debod, levantado para honrarle. Pero, si así fuera, de seguro que el felino estaría a estas alturas tan perjudicado como lo está el monumento, cedido a España en 1968.
La climatología y la contaminación madrileñas soportadas en los últimos 33 años se han demostrado mucho más destructivas que los dos mil que el templo tiene a sus espaldas.
Para evitar que los daños -que ya denunciaba ABC hace nada menos que diez años (3-IX-1997)- vayan a más, el centro de la Unesco (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en la Comunidad de Madrid propuso ayer que el templo se cubra con una campana de cristal, informa Ep. De este modo, se evitaría el deterioro causado por la contaminación atmosférica y la erosión medioambiental.
El portavoz de la Unesco en Madrid, Francisco Madrid Muñoz, declaró que la medida será propuesta al Ayuntamiento, que es el actual responsable de la conservación del templo, por el Grupo de Patrimonio Cultural de la Unesco en la región, que pertenece al Comité de Defensa del Patrimonio Arquitectónico.
No es la primera vez que se plantea una medida de protección física para el Templo de Debod: su presencia al aire libre le ha convertido en víctima no sólo de las condiciones climatológicas adversas -lluvia, viento...-, sino también de la contaminación y el vandalismo de quienes lo han utilizado para apoyarse, pintar sobre él o como improvisado WC.
Hace una década
Así lo denunciaba ABC hace ahora diez años: el entonces conservador municipal del monumento señalaba como elementos que perjudicaban al templo las visitas -hasta 145.000 durante sus primeros años, y en torno a las 60.000 ahora-, los espectáculos celebrados allí, las rayaduras, los graffitis y los roces, además del efecto de la polución.
El Ayuntamiento madrileño inició en el verano de 2002 las primeras obras de rehabilitación del Templo desde que éste llegó a la capital. Fue entonces cuando el concejal de Cultura, Fernando Martínez-Vidal, planteó la posibilidad de convocar un concurso de ideas para preservar el monumento de los daños que sufría al aire libre. Se apuntaban entonces entre las alternativas enterrar el Templo en un museo subterráneo o cubrirlo para frenar su deterioro.
La medida de cubrir el monumento es la misma por la que apostó Nueva York cuando recibió, por las mismas fechas, otro templo egipcio, el de Dendur. En aquel momento, Estados Unidos se planteó dos posibilidades para albergar esta construcción: un parque público al aire libre, en Washington, o una galería acristalada para su exposición permanente en el Museo Metropolitan de Nueva York. Esta segunda opción es la que se eligió finalmente, y el Templo de Dendur cuenta con un muro acristalado con vistas al Central Park.
El Templo de Debod fue construido hace unos 2.200 años al sur de Egipto, por orden del rey nubio Adijalamani de Meroe, en honor del dios Amón, padre de todos los dioses, y posteriormente se dedicó a la diosa Isis. Tres reyes de la dinastía ptolemaica lo completaron con nuevas estancias, y los emperadores romanos Augusto, Tiberio y los Antoninos culminaron su construcción.
Con la puesta en servicio de la primera presa de Asuán, en 1907, el templo permaneció nueve meses bajo las aguas del Nilo, lo que dañó su policromía y obligó a su reconstrucción. Pero fue al plantearse la gran presa de Asuán cuando, a instancias de la Unesco, tuvieron que trasladarse 14 monumentos de la zona para evitar que quedaran sumergidos para siempre.
Cuatro templos cedidos
Cuatro de ellos fueron cedidos a los países colaboradores con la salvaguarda de la riqueza arqueológica de la zona: a Madrid, el Templo de Debod; a Nueva York, el de Dendur; a Italia, el de Ellesiya; y a Holanda el de Taffa. Todos, salvo el de Madrid, están ahora en museos, bajo techo: en el Metropolitan Museum de Nueva York, el Museo egipcio de Turín y el Museo de Leiden en Holanda.
El templo se desmontó y trasladó piedra a piedra a la isla de Elefantina, frente a la ciudad de Asuán, en 1961. En abril se embaló en cajas, que se enviaron a España desde el puerto de Alejandría en el vapor «Benisa», según datos recopilados en la Asociaciones de Amigos de la Egiptología y el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.
Cuando el monumento llegó a Madrid, se acompañaba sólo de un plano del Templo y un croquis de los alzados con una numeración que situaba a los bloques en su lugar.
Fuente: ABC
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