Fotógrafo: HERALDO Imagen de las excavaciones de Segeda |
EFE. Teruel | Los celtíberos producían, importaban de Italia y consumían vino tinto, según ha puesto de manifiesto una investigación realizada con residuos recogidos en un lagar del yacimiento arqueológico de Segeda, ubicado en el actual municipio de Mara (Zaragoza) y que fue destruida por los romanos. Para identificar el tipo de vino, explicó en rueda de prensa el director del proyecto investigador, Francisco Burillo, se han utilizado las mismas técnicas que permitieron averiguar en 1996 el tipo de vino que se consumía en la época del faraón egipcio Tutankamon.
Los análisis han sido realizados por Jordi Juan Treserras y Juan Carlos Comamala, con técnicas de cromatografía de líquidos para identificar el ácido tartárico característico de la uva y el ácido siríngico, un derivado de la malvidina que identifica el vino tinto. Esta técnica fue aplicada por primera vez por Segons Singleton en 1996 y María Rosa Guasch la aplicó a restos de ánforas de la tumba de Tutankhamon existentes en el Museo Egipcio de El Cairo (Egipto).
Burillo dijo que el paso siguiente, averiguar el ADN del tipo de vid cultivada no han dado resultados hasta el momento y recordó que el origen de este arbusto está en Anatolia y la Península Ibérica, aunque fueron los fenicios los que enseñaron a elaborar el vino. Posiblemente, explicó, la variedad de vid que cultivaban en esta zona sería autóctona un hecho que consideró de gran relevancia ya que Segeda se ubica entre el Valle del Duero y el del Ebro, en los que actualmente hay zonas productivas de gran relevancia vitivinícola.
En este proyecto trabajan quince investigadores además de personal externo para los análisis y es el único del Campus de Teruel de la Universidad de Zaragoza que financia el Ministerio de Educación y Ciencia.
El consumo de vino por los habitantes de Segeda estaba extendido a todos los grupos sociales y se han encontrado numerosas vasijas, siendo generalizados los modelos importados de Italia, de donde también lo importaban, concretamente de la zona de Campania. Burillo explicó que la investigación que se desarrolla en Segeda se ampliará a otros productos alimentarios, ya que la dieta de sus habitantes era variada y consumían borraja, miel, gachas de harina de bellota, pan ácimo de varios cereales mezclados, lentejas, habas e incluso garum, una salsa de fuerte sabor traída desde Gades (Cádiz).
El científico resaltó la ausencia de platos frente a un gran número de cuencos de gran tamaño, que indicaría que se comía en familia del mismo recipiente, aunque sí numerosos elementos para el consumo individualizado del vino. La ciudad celtíbera de Segeda ocupan una superficie de 42 hectáreas, aunque la zona habitada se restringe a unas 17 hectáreas, y Roma le declaró la guerra en el año 154 a.d.C., movilizando un ejército de 30.000 hombres para destruirla.
Segeda, donde no se han encontrado restos que revelen el cultivo del olivo ni el consumo de aceitunas, fue la primera ciudad celtíbera que acuñó moneda de plata en el Sistema Ibérico Central bajo el nombre indígena de Sekeida.
Fuente: Heraldo
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