Por el momento sólo se puede ver la coronación almenada del monumento funerario, del siglo I, y que se asemeja a los existentes en Los Columbarios Justo al lado se encuentra otro mausoleo completo, de cuatro metros de altura, único en Extremadura.
La «pequeña Pompeya», como la llamó en una ocasión el director del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, Pedro Mateos, ha vuelto a regalar a los arqueólogos un nuevo descubrimiento: un mausoleo romano, del siglo I, aparentemente completo.
Por ahora, sólo se ve su parte superior, coronada por una especie de almenas denominadas 'merlones', y se vislumbra parte de su interior, que ahora se está vaciando para llegar hasta el fondo.Los arqueólogos Javier Heras y Ana Belén Olmedo, que trabajan con gran ilusión en este hallazgo, estiman que el edificio puede tener entre dos y tres metros de altura, que data del siglo I y que, por su diseño y sistema constructivo, posiblemente se asemeja a los mausoleos del yacimiento de Los Columbarios. El contenido del interior y el aspecto exterior del mausoleo hallado se conocerán cuando se retiren las toneladas de tierra que ahora lo cubre.
Tumba única
Lo mismo ocurrió con el impresionante edificio funerario de cuatro metros de altura, también del siglo I, que apareció primero, justo al lado.Una vez retirada la tierra, se pudo comprobar que la tumba nunca había sido profanada. En el interior se encontraron cuatro urnas funerarias con restos incinerados.Para desilusión de los investigadores, no se halló en el interior del mausoleo ningún nombre, tablilla o pista que permitiera identificar a la familia que encargó y ocupó el monumento, aunque se da por hecho que se trataba de una familia pudiente.
Sin embargo, el hallazgo de este edificio funerario, completo y de factura tan original, es suficiente consuelo para los arqueólogos, que ahora se enfrentan al reto de investigarlo y averiguar si existe algún ejemplo similar en alguna parte del mundo. Por ahora, como señala Javier Heras, no se conoce, «pero estamos en un momento muy inicial de nuestra investigación», matiza.
Otro interrogante que ha surgido con un nuevo descubrimiento realizado en el solar es el de qué es y para qué sirvió un muro con arcos, y jalonado con una especie de hornacinas, aparecido justo al lado de una calzada romana del siglo II. En la actualidad se está excavando la zona y los arqueólogos no se atreven a aventurar aún alguna hipótesis hasta que el muro esté totalmente liberado.
La dificultad estriba en que la mayoría de edificios y construcciones de época romana que aparecen lo hacen de forma incompleta, muchas veces sólo al nivel de los cimientos, por lo que resulta difícil encontrar paralelismos con algunos de los hallazgos que se están descubriendo en este solar, donde ya se trabaja a diez metros de profundidad.La previsión es descender dos o tres metros más, hasta llegar hasta el inicio del segundo edificio funerario encontrado, como explica Ana Belén Olmedo.
Una mina
En el año y medio que se lleva trabajando ya se ha completado la excavación de dos tercios del enorme solar, y las sorpresas no han dejado de sucederse.«Este solar es una mina», reconocen Javier Heras y Ana Belén Olmedo, a la vez que hacen recuento de todo lo encontrado, de lo que tendrán que hacer en el futuro minuciosos informes.
Entre los hallazgos más importantes, destaca el descubrimiento de un edificio de carácter industrial casi completo del siglo IV, con sus columnas y paredes en pie, y pinturas en sus muros. Todo se ha dejado por el momento tal como se encontró.
Casi enfrente del citado edificio apareció otro complejo industrial del siglo IV, de carácter diferente, pero que también conservaba restos de sus muros aún en pie y columnas de época romana reaprovechadas en su construcción original.
También hay que recordar el tesoro formado por siete ajuares de oro de época visigoda encontrados el año pasado en siete tumbas de damas de la época. Los ajuares estaban compuestos por joyas y objetos de adorno de oro y gemas, todo de estilo bizantino.
Fuente: Hoy Digital
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